Ordesa y Monte Perdido: Usos compatibles

Arquitectura local

Alrededor del Parque Nacional existe todo un paisaje humanizado. Las casas muestran una arquitectura típica del Alto Aragón, con tejados de losas de arenisca, paredes de piedra, chimeneas troncocónicas coronadas por la piedra del "espantabrujas" y cocinas-hogares con cadieras (bancos de madera alrededor de un fuego central).

En torno al parque se han delimitado dos zonas: una Periférica de Protección de mayor superficie que el propio Parque, destinada a evitar impactos al mismo, y otra de Influencia donde se fomentan actividades compatibles con el Parque.

El hombre y la montaña: la ganadería

En verano los rebaños suben a las estivas

El Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional establece la protección especial de las actividades ganaderas tradicionales compatibles con la conservación del medio, que han contribuido a modelar el paisaje del parque y a configurar algunos de sus ecosistemas más característicos.

La ganadería ha venido siendo desde tiempos remotos la ocupación principal del hombre pirenaico. Las actividades pastoriles se fundamentan en el aprovechamiento de las estivas o puertos durante el verano por rebaños, en algunos casos importantes, de ovejas y vacas. Este uso ancestral de la montaña, cuyo mantenimiento es necesario, se basa en métodos y costumbres algunas veces transfronterizos: buen ejemplo de esto son los acuerdos que cada verano se renuevan en el puerto de la Bernatuara en el momento en que las vacas del valle de Broto alcanzan "sus" estivas de Osona ( Gavarnie ) para aprovecharlas durante la época de buen tiempo. 
 

El desarrollo turístico: una alternativa a la economía tradicional

En las últimas décadas, el turismo en este espacio ha ido cobrando cada vez mayor importancia y supone una importante fuente de ingresos en la economía local.

El Plan Rector de Uso y Gestión establece, por su parte, un diversificado sistema de uso público que adecue el número de visitas a la capacidad de acogida, configurando un sistema de uso público de libre acceso, capaz de armonizar oferta y demanda en el disfrute del Parque.

El acceso al Parque, la concentración de visitas

La afluencia turística, con algo más de 600.000 visitantes anuales, se concentra esencialmente en Torla, puerta del valle de Ordesa. Uno de los mayores problemas que presenta la gestión de este Parque Nacional es la concentración de visitas en los meses estivales, especialmente evidente en el valle de Ordesa, con cerca de 63.000 personas en julio, 87.000 en agosto y 31.000 en septiembre.

La concentración de personas y, sobre todo, la de vehículos (con más de 480 turismos y 10 autocares diarios) ocasionaba, años atrás, multitud de problemas en el estado de conservación del parque y en la propia seguridad de los visitantes.

Por ello, el Ministerio de Medio Ambiente puso en marcha durante 1998 el Plan de Accesos de Visitantes al Valle de Ordesa con tres objetivos:

  • Mejorar la calidad de la visita del valle de Ordesa
  • Disminuir los impactos producidos por los vehículos en el valle de Ordesa
  • Permitir el acceso a cualquier hora del día dentro del horario autorizado

Acceso al Parque en transporte colectivo

Dentro de este plan se ha construido un aparcamiento en Torla, con capacidad para 386 turismos y 17 autocares, habilitando además, autobuses que facilitan el acceso de los visitantes al valle de Ordesa.

La creciente sensibilidad hacia temas relacionados con la conservación de la naturaleza, ha frenado desde hace algunos años los proyectos de nuevas vías de tránsito que durante cierto tiempo se consideraron necesarias para el mantenimiento de las poblaciones de montaña. Así, los dos tramos de carreteras que penetran en el Parque Nacional están sujetas a una regulación estricta durante la época de circulación intensa. El Plan de Gestión prevé incluso su cierre en estas épocas y el uso alternativo de medios de transporte colectivo para acceder al interior del Parque.

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Accesos Directos