I Seminario de huertos comunitarios y agricultura urbana

I Seminario de huertos comunitarios y agricultura urbana. Participantes
CENEAM, Valsaín (Segovia), 13 – 15 de abril de 2018
 

Coordinadores:
María Sintes Zamanillo, Sección de Educación y Cooperación CENEAM
José Luis Fernández Casadevante, Red de Huertos Comunitarios de Madrid
 

SÁBADO 14 DE ABRIL

Taller "Alianzas entre campo y ciudad" dinamizado por Nerea Morán de la cooperativa GERMINANDO


El taller se inició con una breve exposición sobre la evolución de los vínculos campo-ciudad, desde una primera etapa en la historia de las ciudades de absoluta interdependencia, en la que la coevolución de los socioecosistemas se producía apoyada en esas relaciones recíprocas, hasta el momento actual de fuerte desarraigo en el que los flujos se han desequilibrado, y tanto los sistemas urbanos como los sistemas agrarios industriales aparecen como voraces consumidores de recursos y generadores de degradación territorial. 

En este contexto de pérdida de patrimonio natural y cultural de los sistemas rurales y las culturas campesinas, se planteó cómo desde los huertos urbanos se pueden establecer alianzas con “el campo”, bien sean de tipo indirecto (recuperación de saberes, exposición de problemáticas, etc.) o directo (participación en redes de semillas, agrocompostaje, etc).

En cuatro grupos se trabajó en torno a esta idea, identificando en primer lugar actividades que ya se estén realizando en los huertos urbanos y que respondan a esta idea, para a continuación pensar y diseñar una actividad nueva que pueda ser acogida en los huertos.

El taller finalizó con la puesta en común y el comentario sobre estas propuestas. Algunas de las propuestas fueron las siguientes:
  • Itinerarios formativos de agricultura profesionalizada en la ciudad, desde la Escuela de huerta urbana.
  • Difusión y recuperación de saberes sobre ciclo del agua, semillas, etc.
  • Difusión y ampliación de conciencia crítica agroecológica desde los huertos, blog...
  • Visitas de productoras agroecológicas a huertos, para transmitir saberes. Talleres por ejemplo de cestería. O desde los huertos como apoyo a momentos concretos de pico de trabajo.
  • Vincular huertos urbanos a los movimientos de defensa del territorio y protección del suelo.
  • Encuentro entre movimiento agroecológico rural y movimiento de huertos urbanos. Tejer complicidades, y pensar en colaboraciones y relaciones futuras.
  • El huerto como plaza, punto de distribución de grupos de consumo, participación en proyectos de CSA, o celebración de mercados campesinos.



Taller "¿Qué hay de común en los huertos comunitarios?" con Amador Fernández Savater


Amador practica la “filosofía de garaje” (doméstica), un concepto donde la filosofía se pone al servicio de las prácticas, aprovechando todo el saber que se genera en los espacios activistas y militantes.

Savater se dedica a investigar procesos de auto-organización y cuidado del pro-común, donde generalmente no tod@s comparten una misma identidad, es decir, se pone como reto hacerlo desde la heterogeneidad y diversidad.

En el taller compartió con nosotros reflexiones en torno a ¿qué pasa cuando entre personas diferentes cuidamos un común?, ¿cómo convivir, decidir y organizarnos cuando somos muchos y diferentes?

Nos plantéo y compartió ocho cuestiones que resumimos a continuación (agradecemos este resumen al gran Pablo Llobera):

1.- Dispersión 

En pocos años hemos pasado de sociedades articuladas al modo del Estado, a sociedades articuladas en torno al Mercado. Foucault decía “todas las instituciones se parecen entre sí y se parecen al Estado”. Hoy podríamos decir lo mismo respecto del Mercado. Si el primer modo se definía por la estabilidad, la certidumbre y el “suelo firme” (saber a qué atenernos), el segundo se parece a “arenas movedizas”, prevalece la precariedad en todos los ámbitos (afectos, relaciones, vínculos, mundo laboral), semejante al “mundo líquido” que planteaba Zygmunt Bauman.

Así pues, hoy vivimos en un medio de arenas movedizas, incertidumbre (creciente), precariedad, conexión/desconexión e inestabilidad. Si bien la lógica del Estado es conectar (o desconectar) según el interés, no ofrece un sentido (vital o existencial), salvo efímero o transitorio.

Hoy, con las dominantes lógicas de Mercado (incertidumbre, inestabilidad, precariedad), los riesgos son:
  • “Cierre identitario”: cerrarse al de fuera, olvidar la hospitalidad que nos define como humanos, hasta el extremo de considerar al otro como un objeto o un monstruo. Pulsiones y movimientos nacionalistas, identitarias excluyentes, supremacistas…
  • Desconfiguración, babelización, desvínculo…Con estas premisas, ¿cómo podemos producir Sentido (humano, vital, existencial, convivencial, social) desde este hábitat atravesado por la dispersión? ¿cómo crear sentido en entornos crecientemente dispersos? ¿cómo crear sentido en los huertos comunitarios?

2.- Superficie de contacto

Se define como la zona de intercambio de una experiencia con su afuera. Hoy ya no hay apenas leyes (sociales) rígidas o inamovibles, las cosas ya no son para siempre, son (nuevas) “cada vez”. Hoy muchos pensamientos se producen por encuentro, las membranas son porosas, y para mantenerlas es preciso preguntarnos ¿cuánto cierre necesita la apertura? ¿cuánta permeabilidad “soporta” nuestra identidad?

3.- Conflicto

El gran riesgo del conflicto en su fase final (colisión) es convertir al otro en “lo otro”, en cosificarle, en convertirle en lo totalmente irreconocible, ilegible.. Si bien muchas veces “el otro” es motivo de tensión (generalmente manejable), “lo otro” se suele convertir en motivo de colisión (ruptura, violencia, generalmente inmanejable). Nuestro reto es aprender a “habitar el conflicto” y concebirlo como ocasión y oportunidad para crecer, madurar, transmutarlo de situación estéril en hecho productivo, virarlo de problema a reto/potencial.

¿Qué podemos hacer para pasar de la colisión a una más manejable (y deseable) tensión? En realidad el papel del mediador/a no puede ser resolver, en todo caso, traducir, convertir “lo otro” en “el otro”, poner a ambas partes a la escucha, ayudarles a sintonizar en sus respectivas frecuencias, inventar códigos (de acercamiento). La solución en los conflictos pasa genéricamente por “reconocer al otro”, por sacarle del monstruoso estado de “lo otro” y traerlo al reconocible estado de “el otro”.

4.- La decisión

Amador plantea el enfoque de que la buena decisión no la tomamos nosotros, sino que nos toma ella a nosotros. Ideas en torno a la decisión:
  • La decisión no es un instante heroico (como tan acostumbrados nos tiene el cine comercial), sino más bien un proceso (gradual), de entrenamiento progresivo.
  • La decisión emerge, aparece, no es una elección.
  • La decisión va madurando y requiere tiempo (su principal problema).
  • La deliberación ayuda a que las buenas decisiones emerjan, afloren, salgan a la superficie. Importancia del humus, del barbecho, de lo aparentemente improductivo (sueño, charla, descanso) para la buena decisión.

Los mayores enemigos de la buena decisión son el descuido, la distracción, y, en general, las prisas.

Ranciere decía “No hay tontos y listos, sino distraídos y atentos”, así que no es que seamos tontos o inteligentes sino que estamos distraídos o atentos. ¿Podemos (re)aprender a estar atentos en nuestros huertos comunitarios? Atentos a nosotros (el grupo), al medio (el huerto) y el entorno (el barrio y la ciudad).

El consenso (con sensus, con sentido) es básicamente un afecto en común, un sentir juntos, en compartir juntos un sentimiento o afecto. Decidir por cansancio es una mala decisión. En general, no debemos forzar nada, sino generar condiciones favorables para que las cosas sucedan (fluyan). De ahí si surgen buenas decisiones, cuando se les ha dado el tiempo requerido.

5.- Hábitos

En realidad nuestra naturaleza humana es más proclive a seguir costumbres y hábitos que a obedecer (ciegamente) normas y hábitos. Un hábito es “haber hecho cuerpo con el espacio”.
¿Cómo generamos buenos hábitos? El neoliberalismo y el consumo nos tiene cogidos por los deseos (primarios, básicos), no tanto  por motivaciones, ideas o argumentos. Reeducar nuestros hábitos y costumbres es fortalecernos contra los deseos primarios y las constantes pulsiones del consumo.

Los huertos son magníficos espacios para reeducar hábitos: movernos en bici o andando, compostar nuestros residuos orgánicos, compartir cosecha, replantearnos modelo consumo… Aprovechemoslos!!

6.- La asamblea en entredicho

La asamblea se presupone un órgano de autogobierno, especialmente útil en la toma de decisiones en grupos con cierta homogeneidad. Parece que no lo es tanto en grupos heterogéneos, diversos, cambiantes. En esa línea conviene desacralizar la asamblea como órgano director del cuerpo comunitario y concebirlo mejor que como un cerebro (centro director) como un órgano vital pero algo más secundario.

Como principio parece bueno no colocar (tanto) poder en un sólo espacio. Una pregunta interesante es ¿dónde se toman las decisiones que no se toman en asamblea?, y ¿cómo y quiénes las toman? Es útil descentralizar, redistribuir la toma de decisiones en otros órganos (formales e informales). Mejor que órgano de toma directa de decisiones (parlamento) sería concebirlo como órgano de refrendo (senado), como espacio de reflexión y deliberación, lugar donde está permitido discrepar, dar voces a quienes habitualmente no la tienen.

Nueva visión de la asamblea como un lugar donde ocurran otras cosas, e incluso lo nombremos de otro modo:
  • Reconocerse, evaluación emocional personal y establecer afectos (foros).
  • Epacios de creación juntos (talleres).
  • Espacios de comunicación.

La asamblea no es el “jefe”; el órgano de mando es “cuidar el huerto”. La asamblea son las “tripas”, no el cerebro.

Comenzar la asambleas con ¿Cómo están los ánimos de l@s presentes? Diluir las falsas dicotomías (heredadas de los griegos) formal/informal, productivo/reproductivo, político/prepolítico.

7.- Descubrir el potencial de las situaciones

El sinólogo Françoise Jullien, en su “Tratado de la eficacia”, propone superar el paradigma occidental, donde, partiendo del individuo o grupo, se planifica la situación ideal para después ejecutar los planes, por el paradigma oriental, donde partiendo de la propia situación, se trata de descubrir el potencial de cada una.

Preguntarnos ¿dónde está la fuerza de la situación, la potencia que podemos acompañar? No ser tanto vanguardia (punta de lanza), sino jardineros o cuidadores (acompañantes). Según ese paradigma, sólo se comienza la batalla cuando se sabe que ya se ha ganado. Por eso en la cultura oriental no hay tanta épica, ni mito, ni drama, porque no hay excepcionalidad.

Para ellos la potencia no tiene imagen (previa), no tienen modelo visible, llega para romper las anteriores, es siempre novedosa. Se trataría de, más que aprender a planificar, aprender a “surfear”: estar preparados sobre la tabla esperando la situación ideal (ola), lo que se lleva un 80% del tiempo (vigilantes y en alerta), para acercarse rápidamente a ella (5-10%) y subirnos a ella y disfrutarla (otro 10-15%).

8.- La importancia de pensar

Frecuentemente en estos contextos creemos que no necesitamos pensar, que todo se trata de actuar y evaluar, corregir y volver a actuar… mejor. Pero ya Edgar Morin recomendaba dedicar al menos un 10% de tiempo a lo que el llamó el “diezmo epistemológico”: dedicarse a pensarse, a pensarnos, a pensar sobre cómo y qué pensamos... reajuste constante.

Pensar no es un lujo, necesitamos pensar. Pero si todo está en crisis, en cuestionamiento, si vivimos en permanente situación de perplejidad (Daniel Innerarity), pensar se convierte en verdadera tabla de salvación (surfeo). La indignación, la perplejidad pueden (suelen) ser antesala del pensamiento. Aprender a pensar es asomarse al caos (interno y externo), es aprender a dudar (con lo poco que nos gusta eso).

“Pensar es aprender a ver de nuevo” decía Albert Camus. Nos ponemos a pensar cuando aparecen o sufrimos crisis, cuando las apariencias se rompen, cuando la catástrofe irrumpe. Un problema (bien) pensado se convierte en un reto, un desafío, pensar es “producir sentido”, conseguir orientación.

Los riesgos del pensamiento en tiempos de dispersión son:
  • Inercias, estereotipos, automatismos. Repetir es lo contrario de pensar.
  • Estupidez (no pensar).

El pensamiento genuino siempre debe transitar atravesando estos dos polos extremos. Pensar (en los grupos) no es un lujo (superefluo), necesitamos pararnos a pensar, necesitamos darle la importancia y los tiempos que requiere. Los grupos que no piensan se rutinizan, pierden eficacia, potencial y vida.



DOMINGO 15 DE ABRIL

Presentación de experiencias. Red de huertos urbanos de Madrid. Pablo Llobera




Taller "Construcción de baños secos" con  Cristina Alemán , BAUBAB arquitectura responsable y bioconstrucción

Los objetivos del taller fueron divulgar el funcionamiento de los Sanitarios Ecológicos Secos, o más comúnmente conocidos como baños secos. Se trató su funcionamiento, mantenimiento, construcción, así como las diversas ventajas que puede tener dentro del marco de un huerto urbano.

La dinámica consistió en llevar algunos ejemplos de tazas separadoras, así como la explicación mediante diapositivas de las distintas opciones de utilización.

Pasamos la mayoría del tiempo debatiendo sobre las sensibilidades de su utilización, y cómo este es un sistema que podría encajar en un huerto urbano. No obstante, hubo mucho debate alrededor del uso del compost y de la orina que se obtiene tras utilizar este sistema.

No hay una respuesta correcta, ni estudios lo suficientemente definidos, que puedan verificar la adecuación del uso de este compost para nutrir plantas de las que se obtenga alimento.

Tras este debate surgieron diferentes iniciativas de investigación que podrían arrojar más luz acerca del correcto uso del compost y la orina. Pero es muy difícil llegar a una respuesta certera, debido a la variedad de personas que podrían llegar a utilizar un baño seco, y sobre todo, la imposibilidad de control de la alimentación de todas esas personas.

Aun así, concluimos en que dejando pasar el suficiente tiempo, y con un correcto almacenaje, y sobre todo cuidando los factores externos y climatológicos del compostaje, es muy probable que se consiga aprovechar de la forma más eficiente posible.



Taller: integración de inmigrantes y empoderamiento vecinal, con Eduardo Fisbein Bresler

Soy Eduardo, del huerto vecinal "Las 40 Fanegas" -de Chamartín, en la zona Norte de Madrid- nacido a principios del 2017. Trataré de ser breve en mi relato, dado que lo más interesante de esta actividad serán vuestras preguntas y comentarios.  

Después de varios años de actividad de la Red de Huertos Comunitarios de Madrid en los que los ejes centrales estaban puestos en la ecología urbana y en el funcionamiento asambleario, ahora estamos dando una especial importancia a aumentar la participación vecinal y procuramos integrar a más familias extranjeras.

En nuestro huerto participan un 40% de familias formadas por uno o dos inmigrantes, sobre todo europeos y latinoamericanos; no son refugiados sino “exiliados económicos" de clase media. Esto es un hecho novedoso y poco extendido en otros huertos de la Red, en los que los españoles son claramente mayoritarios.

¿Cómo hemos conseguido esta participación?

En primer lugar, por la orientación "familiar" de las actividades que desarrollamos; hacemos talleres semanales -los sábados y domingos- dirigidos a los niños, y mini talleres de cultivo para sus padres. El 70% de nuestros hortelanos son familias, con padres de 35 a 45 años y con 1-2 niños de 4 a 12 años.

Otros factores también favorecen la participación de extranjeros: a diferencia de la mayoría de los huertos de la Red, que ponen especial interés en la recuperación de especies locales, nosotros procuramos comprometer a los extranjeros -y a los españoles que viajan al extranjero- para traer semillas de especies y variedades ausentes de nuestros supermercados y verdulerías (actividad que denominamos “Las Semillas de mi Pueblo”). Estos cultivos despiertan gran curiosidad a niños y adultos, a la vez que nos obligan a conversar sobre las formas de cocinar estas hortalizas desconocidas para la mayoría de los hortelanos.

En este 2º año de vida del huerto hemos programado talleres de cultivo con colectivos de inmigrantes, en los que nos enseñaran a plantar, cuidar y cocinar especies y variedades de hortalizas muy populares en sus países de origen. Así, en Abril nos visitarán miembros de la Federación de Inmigrantes Bolivianos para enseñarnos a cultivar -y cocinar- patatas, en Mayo una asociación de inmigrantes paraguayos nos mostrarán las virtudes de la yuca; y vamos a invitar a otros colectivos de extranjeros en Junio y Julio.

Esta apertura hacia el mundo y a la inter-culturalidad se expresa también en los talleres infantiles de cocina saludable "Natur Chef" donde los niños aprenden a preparar recetas de otros países, tales como pasta fresca, ñoquis, malfatti y pesto de Italia, sushi de Japón, rollos primavera de Vietnam, o hummus y kibbe de Líbano.
Nuestra actitud inclusiva no se limita a los inmigrantes, sino que también se dirige a los colectivos con capacidades diferenciales. El pasado verano hicimos una actividad con niños ciegos de la asociación “Incluye”: reconocimiento de cultivos -a través del tacto y del olfato- y preparación de pesto en morteros con albahacas del huerto. El descubrimiento de la cocina como espacio y tema de juego -accesible pese a su ceguera- les resultó tan gratificante que tuvimos que repetir la actividad la semana siguiente con otros niños de la misma asociación.

En esta misma orientación, 3 colegios del distrito acuden con regularidad al huerto, donde tienen sus propios bancales; también traen los restos de comida del comedor escolar para “alimentar” nuestras composteras. En estos colegios realizamos talleres semanales medioambientales en las aulas en horario de clase (no como actividades extraescolares). Otros colegios visitan al huerto esporádicamente.

Intentamos promover una actitud de generosidad entre los hortelanos, por lo que las diferencias de opinión -y/o las prioridades de cada uno- no se transforman en conflictos. “Las 40 Fanegas” es un huerto comunitario; no existen parcelas de cultivo asignadas a determinadas familias o vecinos y “todos nos ocupamos de todo”; en nuestro huerto no existen jerarquías sino liderazgos, generados por el reconocimiento de los hortelanos sobre los saberes e iniciativas de algunos de los miembros. Tampoco hay una “autoridad” que reparta lo cosechado: se coloca todo sobre una mesa y cada cual va cogiendo lo que le apetece o necesita, teniendo en cuenta que quede lo suficiente para los demás hortelanos.

Por último, desarrollamos una intensa difusión -con carteles en colegios y centros sociales y culturales del distrito de Chamartín- de lo que hacemos en el huerto; incluso desatendiendo otros vehículos de difusión mucho más amplios como las redes sociales digitales, muy eficaces pero generalistas.

Además de haberse generado una importante participación vecinal en términos cuantitativos, en el huerto se ha formado un excelente grupo humano ávido de aprender, con mucha iniciativa y un compromiso creciente. En el 2017 los talleres los impartimos sólo los integrantes del “grupo motor” del huerto; en este 2º año varios hortelanos harán diversos talleres aplicando sus conocimientos profesionales y/o de sus aficiones (cocina, plástica, música, etc).

En “Las 40 Fanegas” tenemos una Biblio-Ludoteca Infantil “Salvalibros”, de las que los niños pueden llevarse libros y juguetes … y traerlos después de un tiempo, o bien traer otros libros y juguetes. Es una forma de compartir, tanto en el tiempo de juego -el espíritu lúdico infantil va más allá de nacionalidades y creencias- como de los propios objetos (se pone el acento en su valor de uso).

Intentamos hacer lo que sea del mejor modo posible… y continuar mejorando todo lo que podemos. Esto genera un gran “orgullo hortelano”, por lo que la pertenencia al huerto es vivida casi como un “privilegio” (los niños hortelanos se refieren al huerto como “mi huerto” e invitan a sus compañeros de clase a visitarlo).

La iniciativa, la imaginación, la actitud inclusiva y la generosidad han sido las herramientas fundamentales para conseguir que “Las 40 Fanegas” tenga un carácter comunitario, en el sentido de servir a los intereses y necesidades de la comunidad de la que formamos parte.

Podemos hablar -sin temor a equivocarnos- de “apropiación vecinal” de un espacio público, que va mucho más allá de la concesión administrativa de un espacio de cultivo. Creemos que generar espacios de encuentro inclusivos y de colaboración vecinal es uno de los caminos para conseguir una mayor responsabilidad y compromiso ciudadano a fin de mejorar nuestra calidad de vida en las ciudades.

¿Cómo hemos desarrollado estos conceptos e iniciativas?

En “Las 40 Fanegas” no partimos de cero: comenzamos nuestras incursiones hortícolas hace 3 años como “okupas intermitentes” de un solar degradado y sin uso en Chamartín. Okupábamos el solar los sábados por la mañana, trasladando todo lo necesario para realizar las actividades programadas (mesas y sillas, tiestos y sustratos, herramientas, plantones y semillas, libros y juegos infantiles, etc) y nos retirábamos al mediodía. Por ello nos denominamos “Huerto Fantasma”.

Ante la imposibilidad de cultivar el terreno (recibimos advertencias policiales en este sentido) realizábamos talleres de cultivo en tiestos, de reciclaje creativo y de alimentación saludable, lo que atrajo a gran cantidad de familias del barrio y de la zona Norte de Madrid (nuestra lista de correos creció hasta llegar a casi 200 familias en 2 años). Así “descubrimos” el interés vecinal por un espacio de encuentro para el “ocio activo” y la gran participación familiar que generan los talleres infantiles.

El grupo motor del “Huerto Fantasma” lo componíamos 5 vecinos (3 extranjeros y 2 españoles), con conocimientos profesionales en diversas áreas: ecología urbana, psicología, aprendizajes, movilidad y estancialidad, y reciclajes; por nuestra formación y por los diversos orígenes geográficos primaba un sentimiento cosmopolita más que un espíritu localista, lo que facilitó la participación e integración de numerosas familias de extranjeros.                  

¿Cuáles fueron las principales dificultades que tuvimos que enfrentar y superar?                               

Si bien en mi relato traté de destacar realizaciones y logros, nuestro desarrollo y crecimiento no fue un “camino de rosas”. Las principales dificultades con las que nos confrontamos fueron: nuestra propia inexperiencia en este tipo de emprendimientos, la escasez de recursos económicos, la desconfianza y el rechazo de ciertos vecinos, la incomprensión de todas las fueras políticas, la “comodidad” de algunos hortelanos, y la inexistencia de recursos para la difusión local.

Afortunadamente, ninguna dificultad se convirtió en un obstáculo insalvable para continuar avanzando. Nuestra convicción, la participación vecinal creciente y la fuerza grupal actuaron como motivadores para allanar el camino.

¿Cómo seguir avanzando hacia una mayor inclusión de extranjeros?

La Ecología y lo Medioambiental son cuestiones muy transversales, por cuanto van más allá de los países, de las nacionalidades y de los colores de sus habitantes. A la vez que son cuestiones globales, que nos afectan a todos de diversas formas y en mayor o menor medida, son cuestiones cercanas en las que las iniciativas y conductas personales transformadoras -en la medida que se generalizan- pueden conseguir efectos muy importantes, tanto a nivel medioambiental como social.

Una de las iniciativas de la asociación que presido -que se llama Naturbana- es la transformación de varias jardineras enormes que hay en el patio del centro cultural “Nicolás Salmerón” -jardineras sin uso desde hace años- en un huerto denominado “Sabores del Mundo”, que -gracias a la sensibilidad social y medioambiental del actual equipo gobernante en nuestro distrito- se pondrá en marcha a finales de este año.

Este nuevo huerto estará dedicado -sobre todo- al cultivo de plantas aromáticas de originarias de distintas partes del mundo y utilizadas por diversas culturas gastronómicas. Además, haremos en un aula del centro cultural talleres de cocina utilizando estas hierbas. Todo ello contará con la participación activa de colectivos de extranjeros.

Tanto los mayores como las familias inmigrantes tienen más dificultades que las familias españolas para realizar actividades los fines de semana; los primeros, por las limitaciones para su movilidad independiente; los segundos porque, a diferencia de la mayoría de las familias de nuestro distrito, no tienen una 2ª vivienda en el pueblo, ni en la sierra, ni en la playa.

Como en el centro cultural funciona un Centro de Mayores se fomentará su participación, tanto en las actividades de cultivo como en talleres específicos de alimentación saludable para mayores. Dado que la mayoría de estos mayores son inmigrantes internos -es decir, nacidos en pueblos de toda España que llegaron a Madrid en los años ’50 y ’60- tendrán mucho para recordar, aportar y disfrutar por sus conocimientos sobre cultivos.  

También se procurará la participación de los alumnos de un colegio público cercano al que acuden los hijos de las familias más desfavorecidas del distrito, muchos de los cuales son inmigrantes latinoamericanos y norteafricanos con dificultades para su integración social.   

No es esta la única posibilidad ni el único camino para favorecer la inclusión de los sectores sociales más desfavorecidos y/o con necesidades específicas, tales como niños, tercera edad e inmigrantes. Sólo espero que este relato sirva como motivación para que estas experiencias se enriquezcan y se multipliquen.  

Para concluir mi exposición les transmito preguntas referentes a la inclusión y a la participación continua de diversos colectivos:
  • ¿Qué otras iniciativas podemos tomar para favorecer la inclusión de familias de inmigrantes? ¿Cómo integrar a colectivos de inmigrantes?
  • ¿Qué iniciativas facilitarían la participación de adolescentes? Todavía no hemos conseguido que nos visite ningún Instituto.
  • ¿Cómo mejorar la difusión de lo que hacemos para llegar a sectores más amplios? Internet no es la herramienta más adecuada para acercarnos a estos colectivos.



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