Los sonidos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia

7. Mal tiempo. De la tempestad a la calma. Islas del Faro y Ons. Noviembre

Gaviota en una tormenta

 

En el mar todo es movimiento. La quietud no existe. Tampoco el silencio. Al abrigo del muelle de Carracido, en la costa meridional de la isla del Faro, el agua se estrella contra las rocas del espigón, chapalea en las embarcaciones. Crujen las cuerdas de amarre en el momento de máxima tensión y las jarcias golpetean contra los mástiles.

En el mar, a veces, el movimiento es imponente. La brisa se convierte en vendaval con ráfagas de cien kilómetros por hora, y todo se estremece. Mástiles y arboladuras vibran, silban, ululan, amplifican por muchas veces el aullido del viento.

En la costa abierta, acantilada, fuera de la protección del puerto, la situación es más dramática. Las olas se estrellan contra las rocas, pulverizadas. El mar hierve y los embates del agua apenas permiten que destaquen los gritos de las aves marinas.

Tras la tempestad llega la bonanza. El agua penetra en oquedades, rellena las charcas mareales, suena a hueco contra las paredes rocosas, frentes de olas baten la playa como un bajo continuo en primera línea de costa.

A lo lejos, las gaviotas saludan a la calma.

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Cortes sonoros

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