Las Marismillas: Entorno

Clima

El clima es templado, con gran influencia atlántica dado su contacto directo con el océano Atlántico, que actúa suavizando las temperaturas y aumentando el grado de humedad. El terreno se encuentra incluido, según la clasificación de pisos bioclimáticos elaborada por Montero de Burgos, en el horizonte Termomediterráneo Superior, con valores - según la Memoria del Mapa de Series de Vegetación de España - del índice de termicidad de 363, dos meses de heladas posibles, entre diciembre y febrero, inviernos cálidos con temperaturas medias entre 4,2º y 15,6º y precipitación media anual de 647 mm, distribuidos en dos períodos; uno más intenso en otoño-invierno y otro más débil en primavera, con un fuerte período de sequía estival entre los meses de Julio a Septiembre en los que prácticamente no se registran lluvias. Los vientos son habituales, en ocasiones de fuerte intensidad en dirección SO-NE, valores referidos al municipio de Almonte.

 

Hidrología

El monte “Las Marismillas” se encuentra situado en la cuenca hidrográfica del río Guadalquivir, en concreto pertenece a la unidad hidrológica Almonte-Marismas del Guadalquivir.

La Unidad constituye un acuífero detrítico, permeable por porosidad, que funciona como libre en las áreas donde afloran las arenas y en régimen de confinamiento por debajo de las marismas. Su extensión es de unos 2400 km2, de los que, algo menos de 2000 km2, correspondan a la zona de arenas, y el resto a marismas. Los materiales acuíferos que la forman son depósitos detríticos y en los que es frecuente que aparezcan intercalaciones arcillosas que les confieren, en cierto grado, carácter de acuífero multicapa. El fondo impermeable general lo constituyen las margas, azules subyacentes.

Las entradas naturales de agua en Doñana proceden principalmente de las precipitaciones y de las aportaciones de la red fluvial (Guadiamar, Rocina, etc.), incluyendo desbordamientos del Guadalquivir y de mareas vivas, y en una mínima parte, procedente de la descarga de los freáticos. Las salidas son debidas a la evaporación en lámina libre, evapotranspiración por la vegetación y a los desagües hacia el Guadalquivir.

 

Red fluvial

El desarrollo de la red hídrica en las arenas es muy escaso, pues éstas presentan escasa escorrentía debido a su gran poder de infiltración y posterior descarga del agua en la marisma y en las cubetas de deflación eólicas, donde se forman lagunas.

El Guadalquivir es el responsable de la génesis y evolución de la marisma, aunque también son importantes otros como el Guadiamar y La Rocina. El Guadalquivir se caracteriza por un caudal irregular, débil la mayor parte del año, pero extremadamente alto coincidiendo con la época de máximas precipitaciones. El factor más característico del Guadalquivir es la irregularidad e intermitencia de las riadas que inundan gran parte de las marismas. Dichas riadas presentan, con frecuencia, un caudal superior a 5000 m3/s. El desarrollo de las riadas se inicia con el incremento de los caudales debido a las precipitaciones. Las descargas se producen de manera diferente según sean las características de la red fluvial, de forma más suave por parte de los arroyos comprendidos entre La Rocina y el Guadiamar y de manera más acusada por parte del Guadiamar y Guadalquivir.

En un año normal, la altura del agua en la marisma alcanza los 40 cm.

 

La marea

Aunque no muy importante, otro aporte hídrico para las marismas lo constituyen las corrientes mareales, ya que realza la intensidad y duración de determinadas riadas, reduciendo la capacidad de vaciado por elevación del nivel de base. Recíprocamente, el fuerte caudal fluvial influye en la marea, alterando su ciclo dentro del estuario.

Su importancia ha ido decreciendo de forma natural por la progresiva colmatación y continentalización del medio.

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