Timanfaya: Ecosistemas terrestres

De la combinación de los diferentes procesos magmáticos, tanto por su antiguedad, extensión, como desarrollo vegetal, resulta una cierta heterogeneidad espacial que se manifiesta en las diferentes unidades ambientales que a continuación se citan:

Conos y Hornitos: está constituido por el conjunto de edificios volcánicos y pequeñas estructuras análogas, que se caracterizan por sus paredes con fuertes pendientes donde la vegetación queda reducida a la presencia de líquenes. Este hábitat que comprende el 20% de la superficie del Parque, es uno de los lugares de nidificación preferidos por la avifauna debido a su inaccesibilidad. Mar de lavas: en conjunto está constituido por una extensa superficie de distintos tipos de lava con ligerísimas pendientes, presentando una superficie irregular con gran cantidad de cuevas, tubos y cavidades. Comprendería el 70% del Parque aproximadamente y la vegetación existente queda reducida a la comunidad liquénica que tapiza grandes zonas de este biotopo. Tabaibal: abarca las superficies antiguas que no quedaron cubiertas por lavas recientes. Destacamos el tabaibal de El Mojón, con una cobertura vegetal del 75-80%. Si a su valor botánico le unimos la capacidad de albergar las mejores representaciones de la fauna que puebla el Parque, nos encontramos ante un área de gran importancia para el Parque Nacional. Cultivos: encuadrados en el ambiente de lavas antiguas y constituidos por pequeñas superficies situadas en los límites sur y este del Parque, donde se desarrollan cultivos de frutales artesanales sostenidos por labor humana. Playas y Acantilados: constituido por una pequeña franja de terreno a lo largo de la costa del Parque, en su límite por el occidente. La vegetación terrestre es escasa, restringiéndose a especies de marcado carácter halófilo. Este biotopo alberga importantes poblaciones de aves. De esta clasificación general, se puede extraer una visión global de los diferentes ambientes dentro de los límites del Parque Nacional de Timanfaya. No obstante, bajo un punto de vista más exhaustivo, se pueden realizar la siguiente diferenciación:

Ambiente lavícola. Comprende la extensa superficie de lavas y cenizas volcánicas emitidas en las erupciones históricas de 1730-36 y 1824. Ambiente de lavas antiguas. Abarca las superficies antiguas que no quedaron cubiertas por las lavas recientes. En Lanzarote se les suele denominar "Islotes" aunque se les conoce internacionalmente con el término "Kipuka". Ambiente cavernícola. Ocupa todo el subsuelo profundo tanto de lavas recientes como de las más antiguas. Estos tres ambientes esenciales no son unidades discretas sino que se solapan entre sí. En cada uno de estos se pueden distinguir unidades menores, tales como: Hábitat Lavícola halófilo costero. Desde el límite superior de la zona supralitoral hasta una docena de metros hacia el interior. Excluye, por tanto, la franja intermareal, de la que hablaremos en los ecosistemas marinos.

Hábitat Lavícola halófilo de interior. Desde el límite superior del hábitat anterior hasta varias centenas de metros tierra adentro, donde la acción de la maresía aún es notoria. Hábitat Lavícola de interior. Desde el límite superior del hábitat anterior en adelante, siempre tierra adentro. Hábitat de Islote Costero. Desde el límite superior de la zona supralitoral hasta una docena de metros tierra adentro, justo donde comienza la dominancia de las fanerógamas. Hábitat de Islote de Interior. Desde el límite superior del hábitat anterior en adelante. Hábitat Cavernícola de Entrada. En la boca de las cuevas, desde la zona donde la luz solar deja de incidir directamente hasta donde desaparece cualquier tipo de luminosidad. Hábitat Cavernícola Profundo. Desde el límite más profundo del hábitat anterior, hasta las partes más profundas de las cuevas donde la oscuridad es siempre absoluta.        

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