Noviembre 2013
Según los resultados de una reciente investigación, las campañas de información y sensibilización sobre energía pueden ayudar a que los ciudadanos disminuyan su consumo. Sin embargo, no son eficaces si se sustentan únicamente en los ahorros monetarios que se podrían conseguir.
Dado que el 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero producidas a nivel mundial se deben al consumo de energia, conseguir una mayor eficiencia en su uso podría dar lugar a importantes beneficios ambientales. En respuesta a este problema acuciante, la Unión Europea se ha propuesto el objetivo de reducir su consumo en un 20% para 2020, y para lograrlo es importante animar a los consumidores a utilizar la energía de forma más eficiente.
Las campañas para informar a los consumidores de los beneficios que reportaría no despilfarrar energía han tenido enfoques muy diferentes: desde información sobre cómo se ha usado en el pasado, hasta consejos para el ahorro de energía y comparativas de consumo entre grupos similares, por ejemplo, vecinos del mismo barrio. Sin embargo, la investigación sobre estos enfoques ha dado resultados mixtos, y no se ha encontrado un consenso general en cuanto a si estas campañas tienen efectos significativos en el consumo de energía.
Este estudio investigó si existe un consenso subyacente en la documentación científica sobre los resultados obtenidos, con el objetivo de identificar los enfoques más eficaces. Se analizaron los resultados de 156 campañas de información que involucraron a 525.479 participantes en 59 estudios de investigación validados, realizados entre 1975 y 2012.
En su conjunto, las campañas de información son eficaces ya que consiguieron que los participantes redujeran su consumo de energía un 7,4% de media. Al comparar las diferentes estrategias utilizadas, los investigadores demostraron que las auditorías energéticas, en las que se informa a los individuos sobre su propio consumo de energía y se ofrecen consejos para reducirlo eran las más efectivas. En este caso, los consumidores disminuyeron su consumo energético en un 13,5% de media. La segunda mejor estrategia era proporcionar datos comparativos del consumo de individuos en situaciones similares. En este caso, el consumo medio se reducía en un 11,5%.
Sorprendentemente, las estrategias que se basaron solo en informar sobre el ahorro económico que se conseguiría o en ofrecer incentivos monetarios, dieron como resultado un aumento en el consumo medio de energía. Los investigadores sugieren que esto puede deberse a que si no se contemplan otras razones de tipo altruista (como la preocupación por el medioambiente), muchas personas consideran insignificantes los ahorros potenciales o las remuneraciones que se podrían conseguir y, por tanto, no como un motivo lo suficientemente importante para hacer un uso más racional de la energía.
Los investigadores también observaron que en campañas de larga duración, las tasas de ahorro de energía no se mantenían sino que iban aumentando paulatinamente. Esto es preocupante, ya que sugiere que éstas no tienen un efecto sostenido en el tiempo, y por ello piden que es hagan más estudios sobre el impacto de las campañas repetitivas.
Los autores de este estudio concluyen que las campañas de información y sensibilización que no se basan en ahorros monetarios y se apoyan también en el uso de tecnologías más eficientes podrían desempeñar un papel importante para conseguir una reducción del consumo de energía. Para bajar los costes de las campañas, los investigadores sugieren que se utilicen también los nuevos "contadores inteligentes" que, además, mejoran la fiabilidad de la información proporcionada.
Información: Delmas, M. A., Fischlein, M. & Asensio, O. I. (2013). Information strategies and energy conservation behavior: A meta-analysis of experimental studies from 1975 to 2012. Energy Policy. 61: 729–739. DOI: 10.1016/j.enpol.2013.05.109.
Fuente: European Commission. Science for Environment Policy. News Alert