Los sonidos del Parque Nacional de Garajonay

La mejor sala de conciertos

Los sonidos del Parque Nacional de Garajonay

Conviene decirlo cuanto antes: no hay un espacio natural en toda España con una acústica parecida a la de las laurisilvas canarias. Estos bosques brumosos, de bajo porte, suaves barrancos interiores, humedad alta y protegidos contra el viento, parecen diseñados para conseguir las mejores condiciones de propagación sonora. Una gran ventaja, ya que la visibilidad no suele alcanzar más allá de algunos metros y la comunicación ha de ser, necesariamente, a voces. El ambiente es sereno, brillante, a menudo inquietantemente silencioso. Muy parecido, y no es exageración, al que reina en algunas iglesias, salas de piedra concebidas para sobrecoger el ánimo de los fieles.

Así, no es de extrañar la viveza sonora de estos bosques. La variedad de especies canoras en Garajonay no es muy alta, rasgo común a todas las Canarias. Pero lo que no pone la naturaleza en diversidad lo añade el bosque en matices. Los mirlos, activos a todas horas y en todos los días del año, parece que cantan aquí mejor que en ningún otro sitio, su voz se propaga más allá y es más brillante. El agua parece más fresca, y la caída de la noche, cuando la bruma y los musgos convierten a los troncos de la laurisilva en figuras de un cuento fantástico, difumina las voces de las becadas y búhos chicos en una atmósfera especial.

Los gomeros saben muy bien del valor del sonido en su isla. No en balde inventaron el lenguaje del silbo.

En este paseo por los sonidos de Garajonay no siempre permaneceremos dentro de los límites del Parque Nacional. En ocasiones rondaremos por los alrededores. Y es que no es bueno ponerle límites al concierto natural.

Carlos de Hita

Cortes sonoros

Ficha técnica