Biodiversidad y cambio climático

Fotografía desde el interior de un bosque de coníferas. Autor: José Luis Rubio García

El cambio climático se considera una de las cinco presiones principales que impulsan la pérdida de la biodiversidad en el mundo, junto con la pérdida de hábitats, la sobreexplotación, la contaminación y las especies exóticas invasoras.

Debido al cambio climático, se prevén múltiples efectos sobre la diversidad biológica que agravarán sus problemas de conservación, por lo que las medidas o acciones dirigidas a conservar y usar de modo sostenible la biodiversidad deben tener en cuenta las necesidades de adaptación al cambio climático. Asimismo, deben considerarse y potenciarse las sinergias positivas entre las políticas de conservación de la biodiversidad y las de mitigación y adaptación al cambio climático, pilares fundamentales en los que se basa la lucha global contra el cambio climático.

La Unión Europea propone como instrumentos para combatir los efectos del cambio climático sobre la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas medidas que favorezcan la integridad de los ecosistemas y su resiliencia, así como que fomenten la conservación, promuevan la conectividad y la permeabilidad de los espacios naturales, especialmente los protegidos.

En España se han puesto en marcha diversos proyectos y actividades relacionadas con el cambio climático y sus efectos sobre la biodiversidad, entre los que destacan el proyecto de Evaluación de Impactos, Vulnerabilidad y Adaptación al Cambio Climático de la Biodiversidad en España y la Red de Seguimiento de Cambio Global en la Red de Parques Nacionales.

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Los montes constituyen un gran almacén de carbono orgánico, formado por las partes aérea y radical de los árboles, matorrales y de otras cubiertas no arboladas –como las herbáceas-, así como por el carbono acumulado en el horizonte orgánico superficial y a lo largo del perfil del suelo mineral.

En este trabajo se realiza una estimación de biomasa de las formaciones de matorral y arbustedos de mayor significación en la vegetación española y así, por extensión, evaluar la producción de biomasa de los diferentes tipos de cubiertas leñosas no arboladas en las que entran como componentes.

En la segunda parte de este manual se presentan datos y ecuaciones para la estimación de la necromasa depositada sobre la superficie del suelo (capa orgánica del suelo), completando así esta trilogía, a falta de un estudio, ya en curso, sobre el carbono almacenado en los suelos forestales, lo que permitiría una primera aproximación general a la cuantificación del carbono acumulable en los montes españoles (árboles, matorrales, horizonte orgánico y suelo mineral), a los que habría que agregar los pastos herbáceos y otras comunidades de esta categoría fisonómico-estructural, que ahora se difieren para posteriores estudios.