Tablas de Daimiel: El ciclo biológico en el parque

Primavera en el Parque  

El paso ha terminado, pero las aves nidificantes son observadas a placer por el visitante. Es la época de los vuelos nupciales y el pavoneo, de la nidificación y las polladas. .   Fumarel cariblanco (Chlidonias hybridus) 

El marjal alcanza su esplendor, Las Tablas se visten de verde, los ranúnculos emergen del agua y los tarayes empiezan su floración que se prolonga hasta principios del verano.

El visitante podrá asistir con expectación a los vuelos nupciales de los patos, a las subidas y bajadas del aguilucho lagunero. Los fumareles cariblancos sobrevuelan las aguas, el charrancito se sumerge en busca de alimento. Avocetas, archibebes y carriceros son parte de una larga lista de aves que podemos observar durante los meses de primavera

El chorlitejo patinegro corre por las playas enlodadas, las cigüeñuelas pululan por doquier a orillas del agua, las lavanderas boyeras buscan insectos en los pastizales cercanos al agua. En los campos cercanos se oyen las canasteras y avefrías. Entre los carrizos revolotean las primeras crías de la garza imperial, las polladas de ánade azulón y del pato colorado se inician en sus vuelos, el somormujo lavanco lleva dos o tres pollos diminutos nadando tras él. En los tarayales se detienen tarabillas, colirrojos, currucas y mosquiteros en busca de alimento.

Al atardecer, los anfibios y reptiles se dejan oir en el parque, el concierto de cantos es ensordecedor. No es raro encontrarnos al galápago europeo nadando por las aguas o tomando el sol en días despejados.    

 

Verano en el Parque  

El río Gigüela pierde agua y las charcas comienzan el camino hacia una temporal desecación a la espera de un otoño lluvioso.  

Las Tablas pierden agua día a día, el calor es intenso e invita al silencio, roto por el grito de algún somormujo o carricero en el marjal.

Cigüeñuelas, chorlitejos, fumareles y gaviotas comen en el agua somera. Pollas de agua, polluelas, fochas y rascones recorren las lindes barrosas del marjal. Gangas, tórtolas y palomas torcaces acuden a Las Tablas a saciar su sed. La concentración de ánades azulones es espectacular.

Las cercetas carretonas se reunen en pequeños grupos para emprender su inminente viaje a África.

A finales del verano llegan las primeras agujas colinegras, agachadizas y garzas reales procedentes del norte de Europa e irán desapareciendo, poco a poco, las garzas imperiales en busca de sus cuarteles de invernada.

Las tormentas son frecuentes y a finales del verano una parte de Las Tablas permanece seca.

 

Otoño en el Parque  

A lo largo de esta estación se alcanza el punto culminante de la migración de los patos y el visitante podrá conocer las especies de ánades más comunes que frecuentan la zona. El agua fluye por los ríos y las ovas se hinchan.   

Procedentes del norte de Europa, el cuchara común y la cerceta común son los primeros ánades que llegan en otoño al Parque; se observan avanzadillas de rabudos y porrones. Combatientes, archibebes y otros limícolas hacen escala en su viaje a África. La primeras grullas cruzan el cielo y los ánsares comunes sobrevuelan el parque en busca de las marismas meridionales. Los ánades azulones estrenan su plumaje. Las primeras bandadas de avefrías resaltan entre los eriales.

Según avanza el otoño, las Tablas se llena de agua, las heladas se hacen cada vez más frecuentes y las nieblas dan al parque un aspecto fantasmagórico. En este ambiente escucharemos a las cercetas comunes y al ánade silbón, el último en arribar de los patos de invierno.

En las tierras de cultivo cercanas al parque revolotean bandadas de trigueros y por todas partes veremos a la lavandera blanca. Entre los tarayes, ahora sin hojas, podemos ver al petirrojo.

Al anochecer, los vuelos de los patos, la algarabía de las gaviotas reidoras y el grito de las garzas reales ponen una nota de vida en Las Tablas.    

 

Invierno en el Parque

Las nieblas envuelven por la mañana a Las Tablas y a veces, no se disipan en todo el día. Los ánades de invierno están en pleno paso.    Es la época del marjal muerto; los carrizos amarillos y sin hojas, habitados por estorninos y trigueros, contrastan con el azul del agua.

Cercetas, cucharas, rabudos, silbones y porrones sestean en áreas menos profundas y sólo son molestados al atardecer por el aguilucho lagunero. Las garzas reales vuelan sobre el marjal y acechan su alimento a la orilla del agua.

El ánade azulón, el más precoz de todos, manifiesta claramente su celo. El pitido entrecortado de las fochas se oye entre la maleza, el somormujo se deja ver en los tablazos y a orillas del agua podremos ver grupos de correlimos.

A finales del invierno se ven las primeras cercetas carretonas que llegan a criar, se inician los celos del pato colorado y las fochas construyen su nido en el marjal inundado. Los tarayales albergan avanzadillas de garcetas y el nocturno martinete deja oir su grito, por primera vez en el año, al volar en el crepúsculo hacia los comederos.

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