Ecosistemas litorales más significativos

Los ambientes litorales constituyen áreas de transición entre los sistemas terrestres y los marinos. Conceptualmente son ecotonos, fronteras ecológicas que se caracterizan por intensos procesos de intercambio de materia y energía. Son ecosistemas muy dinámicos, en constante evolución y cambio.
De las razones que inciden en el considerable dinamismo del litoral destacan los procesos geomorfológicos dominantes, que diferencian dos tipos de costa, de erosión (acantilados) y de sedimentación (playas, arenales y humedales costeros). Los elevados aportes de sedimentos, materia orgánica e inorgánica procedente de las cuencas hidrográficas, producen un efecto fertilizador del litoral que determina altas tasas de productividad y que contribuye al mantenimiento de las redes tróficas.
La variedad y singularidad de los ecosistemas que constituyen el litoral hacen de éste un espacio de alto valor ecológico, con una considerable diversidad biológica. Además, en la caracterización del litoral es necesario destacar los siguientes valores:

  • Valor estético, variedad y originalidad de sus paisajes
  • Valor económico, potencialidad y diversidad de recursos naturales
  • Valor educativo y recreativo

La rigurosidad de las condiciones ambientales a las que se ven sometidas las comunidades biológicas litorales, provoca una marcada selección que favorece fenómenos de diferenciación y especiación. Esto confiere riqueza y originalidad, así como un considerable nivel de endemicidad a estos ambientes. Todo ello también repercute en su fragilidad. Por lo general, las comunidades biológicas litorales se disponen de manera zonal en bandas paralelas a la línea de costa.
Se pueden establecer transectos desde las áreas con menor influencia marina hasta las sumergidas totalmente en el agua.
En la Península Ibérica, existen diferencias notables entre la costa atlántica y la mediterránea:

  • La vegetación de la costa mediterránea es históricamente más antigua que la atlántica, ya que ésta sufrió una regresión durante los periodos glaciares. Tras el retroceso de los hielos, tienen lugar migraciones de flora mediterránea al litoral atlántico.

En el Mediterráneo, a diferencia del Atlántico, no se producen mareas vivas, esto trae consigo la ausencia de tramos de costa baja con grandes zonas de inundación por mareas.

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