Diciembre 2018
Coordinado por GBIF España, el CREAF, el Real Jardín Botánico (RJB-CSIC) de Madrid y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC), con la colaboración del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio-UB) y de la Fundación Española para la Ciencia y Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades,
LiquenCity pretende averiguar cuál es la diversidad de líquenes que viven en los árboles de Madrid y Barcelona y relacionarlo con la calidad del aire. Este proyecto se está desarrollando durante el curso escolar 2018-2019 y busca la participación de los habitantes de las dos ciudades que, junto con la colaboración de un equipo de expertos/as liquenólogos/as, identificarán los líquenes que viven en ellas.
La ciencia ciudadana permite a la sociedad avanzar en una mejor comprensión del entorno, de los servicios ecosistémicos o de los riesgos ambientales, y a menudo conlleva una mayor implicación en la conservación del entorno y la mejora de la salud ambiental por parte de los ciudadanos. Beneficia, por ello, tanto al colectivo científico como a la ciudadanía.
La contaminación atmosférica es uno de los mayores problemas para la salud de los habitantes de las grandes ciudades. A pesar de ello, la percepción del problema no es general entre la ciudadanía. A menudo no se entienden las medidas tomadas para mitigar los niveles excesivos de ciertos contaminantes. Por ello, proyectos que fomenten la participación de los jóvenes, aportando conocimiento, tomando decisiones y pensando formas de cambiar nuestros hábitos, son claves para hacer una transición real hacia ciudades más sostenibles y saludables.
A esta iniciativa se han sumado en Madrid más de 30 centros educativos de E.S.O. y Bachillerato de Ciencias, y se llama a la participación de colectivos, ciudadanos particulares, asociaciones, centros de educación ambiental, etc. de Barcelona y Madrid para que contribuyan con sus observaciones a este proyecto.
Los líquenes son buenos bioindicadores, ya que son muy sensibles a los cambios ambientales en general y a los niveles de contaminación atmosférica en particular. Esto los hace especialmente adecuados para que la ciencia los utilice para medir este tipo de contaminación.
Gracias a la participación ciudadana, en 2019 se tendrá la información necesaria para realizar mapas de la contaminación atmosférica de Madrid y Barcelona basados en la diversidad de líquenes que viven en nuestros árboles urbanos. Con estos resultados se podrán dar recomendaciones que pueden ser implantadas en los planes de uso y gestión de ambas ciudades y tomar medidas que mitiguen los niveles de ciertos contaminantes.
Si la experiencia se replica en el tiempo en ambas ciudades, se podrá monitorizar el cambio en las comunidades liquénicas y ver si las medidas adoptadas para mitigar la contaminación atmosférica son efectivas.