El compostaje doméstico, tanto individual como colectivo, evita que la materia orgánica y los restos vegetales se deban de gestionar dentro de los sistemas de recogida municipal. Por ello esta actividad está muy vinculada a las estrategias de prevención. El compostaje doméstico es un proceso sencillo que puede ser complementario al servicio de recogida habitual puesto que permite gestionar la materia orgánica en origen. En zonas con marcado carácter rural o disperso, puede ser una vía adecuada por la gestión de la totalidad de la materia orgánica substituyendo la gestión a través de la recogida y tratamiento en planta.
En cuanto a la fracción vegetal, siempre que sea posible, será especialmente recomendable la autogestión de los residuos vegetales de pequeñas dimensiones, junto a la FO, ya que tienen pautas de generación diferentes y puede reducir los costes municipales de gestión.
Existen diferentes modalidades de compostaje doméstico, especialmente en función del tipo de territorio y de vivienda:
Para un buen funcionamiento, estas prácticas requieren de una formación, tutorización y un seguimiento de la administración o asociaciones interesadas y de la aportación o suministro de fracción vegetal como material estructurante cuando sea necesario. Además de la adquisición de los compostadores (que en el caso del compostaje individual puede ser parcial o totalmente subvencionada), se necesitan una serie de herramientas como trituradoras de restos vegetales y aireadores/removedores para facilitar el proceso a los usuarios.