Métodos de evaluación de la calidad de las aguas

El agua es un bien escaso y sensible a una amplia gama de perturbaciones por lo que la preocupación del hombre por su estado no es algo nuevo sino que viene de antiguo.

Tradicionalmente se han utilizado una gran variedad de parámetros fisicoquímicos para expresar las propiedades del elemento agua y cómo estas afectaban a la capacidad de ser utilizada para satisfacer distintos usos.

Inicialmente el objetivo de los análisis de la calidad del agua estaban destinados a acotar una serie de parámetros que habían sido identificados previamente en función de su capacidad para afectar a los distintos usos antrópicos, con especial atención a aquellos relacionados con propiedades que podían suponer un claro riesgo para la salud del hombre.

Posteriormente apareció la necesidad de evaluar también cómo ciertos tipos de contaminación afectaban a la estructura y funcionamiento de los ecosistemas asociados a los cursos de agua, con mayor atención sobre aquellos casos con mayor repercusión para el hombre.

Todas estas formas de evaluar la calidad del agua se asentaban sobre la base de la determinación de unos niveles para cada uno de los parámetros considerados. Este enfoque se complementó posteriormente con la aparición de los denominados índices de calidad de las aguas.

Fue en 1965 cuando Horton propuso el primer índice para evaluar la calidad de las aguas. A partir de este momento han ido apareciendo una gran variedad de índices como intento por presentar un único dato que aglutine la gran variedad de parámetros existentes para determinar la calidad del agua.