Madrid, 22 - 26 de noviembre de 2004
Jornada TécnicaEsta Jornada Técnica recogió comunicaciones y ponencias procedentes de ámbitos muy variados, como reflejo del avance de la educación ambiental que ya está en la calle de la mano de muchos sectores, no sólo transmitida de modo unidireccional desde la Administración, y ligada inevitablemente a la sostenibilidad en la utilización de los recursos.
Actualmente es una realidad la aplicación de la educación ambiental como herramienta de gestión en muchas actuaciones públicas y privadas, cuyo adecuado funcionamiento no sería posible sin la participación voluntaria de los ciudadanos.
Hoy se reconoce el potencial social y económico que supone el que se conozca la dinámica ecológica del medio en que se vive y se sepa cómo comportarse ambientalmente en la vida diaria. De ahí la importancia de que se mantengan programas y actuaciones que ayuden a conectar lo cotidiano –tanto público como privado- con sus repercusiones sobre el medio.
En esta edición del Congreso Nacional de Medio Ambiente se quiso tomar una vez más el pulso a esta disciplina que, con más de treinta años de existencia, está vinculada desde la cumbre de Río al desarrollo sostenible.
La primera parte de la jornada se desarrolló con la presentación de Comunicaciones Técnicas sobre actuaciones concretas que están llevado a cabo los distintos agentes implicados en la educación ambiental: administraciones, sector empresarial y ámbito universitario. Además, ilustradas con dos experiencias de países iberoamericanos que fundamentan el desarrollo sostenible en los pilares de la educación ambiental.
Así pues, se tuvo la oportunidad de conocer cómo se favorece, desde algunas administraciones autonómicas, esta disciplina como herramienta imprescindible para la mejora de su gestión a favor del medio. Las empresas presentaron sus estrategias de educación ambiental y acciones formativas que dirigen a los diversos colectivos de sus compañías y se conocieron los resultados de la investigación sobre las actitudes y percepción del medio ambiente en los jóvenes españoles.
En la segunda parte de la jornada, en formato Mesa Redonda, un grupo de expertos en la materia realizó una reflexión sobre la educación ambiental como herramienta clave en la promoción del desarrollo sostenible.
Hace ya treinta años que surge la educación ambiental como una herramienta para una mejor gestión ambiental. Desde entonces ha habido un gran desarrollo de esta materia, generalmente promovido desde las administraciones públicas, aunque se nota una sensibilidad creciente desde la empresa privada con una notable profesionalidad. Sin embargo, los resultados obtenidos no han superado las expectativas que hace treinta años se depositaban en la educación ambiental. Esto obliga a los profesionales de este campo a analizar ese pasado para saber qué nuevas fórmulas de trabajo hay que plantear.
Posiblemente uno de los principales puntos débiles de los programas de educación ambiental sean sus destinatarios, ya que estos van dirigidos casi mayoritariamente a escolares. Esto, de por sí, no sólo no es malo sino que es necesario, puesto que de ellos depende el futuro, pero no podemos delegar a tan largo plazo esta responsabilidad que necesita respuestas ahora. Por tanto, se hace necesario educar ambientalmente a destinatarios con capacidad para cambiar la orientación de la acción social.
Considerando el desarrollo sostenible como un proceso de aprendizaje que dura toda la vida, la educación no puede desvincularse de él; se convierte en un instrumento básico para modificar las actitudes de las personas y formarlas, de manera que tengan la capacidad de elegir su modelo de desarrollo y evaluar y resolver los problemas que éste les plantee.
La educación ambiental no puede quedarse limitada a sus planteamientos iniciales, sino ser sensible a los retos que surgen de la propia evolución social e incorporar los conceptos que el desarrollo sostenible promueve para entender las interrelaciones que se producen en los diferentes ámbitos: el medio natural, el social, el económico e incluso el cultural tienen su espacio, pero no están aislados en el desarrollo que cada sociedad quiere alcanzar.
Y todo esto tiene que tener en cuenta la educación, si quiere promover la adquisición de valores, actitudes y comportamientos coherentes con el desarrollo sostenible al que aspira.
Es importante asumir la responsabilidad ambiental individual y tanto o más la responsabilidad ambiental colectiva. La educación ambiental no puede ni debe tener una dimensión vertical, no se puede mejorar la gestión ambiental ni las políticas ambientales con el cambio de actitud de un individuo. El objetivo tiene que ser mucho más ambicioso para que realmente sea eficiente. La educación ambiental tiene que empapar a todos los agentes sociales y estar integrado en el trabajo cotidiano, máxime ahora que el reto de las políticas ambientales es la sosteniblidad, objetivo que hay que trabajar con toda la sociedad e integrar la consideración ambiental en todas las políticas.
En esta línea de trabajo se desarrollan los programas de Educación Ambiental integrados en la Agenda 21. Debido a la complejidad de los procesos 21 y al cambio de hábitos participativos que requieren en la ciudadanía, convierten a la información y educación ambiental en la clave para la comunicación bidireccional entre administración y ciudadanía.
Por tanto, la participación ciudadana se convierte en pieza clave, conclusión que destacaron unánimemente los ponentes del acto.
Para conseguir una adecuada participación social es necesario que haya una correcta información y formación ambiental.
La Agenda 21 ofrece grandes posibilidades como proceso que debe ser tenido en cuenta en educación ambiental ya que son reflejo de modernización medioambiental de la acción local, de profundización de la participación y organización de la dinámica social.
Otra gran herramienta en la que hay que apoyarse para avanzar en la sostenibilidad es el aprovechamiento de las redes estatales y europeas para avanzar en la sostenibilidad.