Los sonidos del Parque Nacional de Monfragüe

3. Noche de grullas. Un dormidero en las orillas del río Tiétar

Noche de grullas. Un dormidero en las orillas del río Tiétar

 

Esa misma noche parece que nadie duerme dentro del dormidero de grullas instalado en las orillas fangosas del Tiétar. Las aves están inquietas, y el griterío no cesa. Continuamente, bandos más o menos grandes levantan el vuelo, describen un círculo y, sin ningún lugar al que dirigirse, vuelven a posarse, entre un barullo de gritos, trompeteos y sacudidas de alas.

A veces, sobre el barullo generalizado, se reconocen los silbidos agudos de los jóvenes nacidos la pasada primavera, un sonido que desaparecerá a medida que avance la mala estación. Sociales y cooperantes, las grullas emiten unas llamadas características, como órdenes asustadas, para atraer de nuevo a sus compañeras más asustadizas.

Con las primeras luces, uno a uno los bandos van saliendo, grises contra la niebla gris. El primero que arranca arrastra tras de sí a pequeños grupos que parten en todas las direcciones. Y el trompeteo se expande, a larga distancia, por las sierras de Monfragüe.

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Cortes sonoros

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