Todo va bien. Los chillidos, gruñidos y suspiros de las marmotas en las bocas de las madrigueras transmiten una señal de tranquilidad. Ningún peligro a la vista. Una de ellas chilla asomada a su madriguera, excavada en un pequeño derrumbe en una pradera. Otras responden desde la distancia. Alternando con los silbidos, se escuchan también unos gruñidos y el ruido de las patas al escarbar.
Ni siquiera la pasada de un cuervo alerta a esta comunidad de roedores gigantes.