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La Restauración hidrológico forestal comprende un amplio abanico de acciones, tanto sobre la cubierta vegetal como sobre la red hidráulica de drenaje, que deben interpretarse de manera unitaria y coordinada, de acuerdo al estado de deterioro de la cubierta vegetal y a los usos del territorio compatibles con la conservación de los recursos naturales, agua y suelo.
Por ello, la Administración General del Estado y las Comunidades Autónomas, colaboran en actividades y actuaciones en el ámbito de la restauración hidrológico-forestal de cuencas para controlar los fenómenos de erosión y desertización. Entre ellas, se destacan:
Los grandes incendios forestales originan inmediatos efectos negativos en el ecosistema, que se traducen en:
Estos efectos recomiendan concentrar prioritariamente acciones de restauración forestal y medioambiental, siendo necesario que la Administración actúe urgentemente mediante actuaciones dirigidas principalmente a evitar las pérdidas de suelo por escorrentías y a facilitar la regeneración natural.
Estas acciones persiguen la implantación y futuro desarrollo de un bosque que proteja el suelo de los procesos erosivos y conserve y aumente la biodiversidad existente en la zona.
De acuerdo a lo anterior se actua con urgencia para paliar la excepcional situación provocada por los eventos de destrucción, efectuándose por el sistema de emergencia los correspondientes encargos para llevar a cabo una serie de trabajos cuyo resumen queda como sigue:
La finalidad medioambiental buscada con este Plan, además de la prioritaria y bien conocida, de carácter social, como es la creación de empleo, ha sido potenciar las actuaciones de restauración hidrológico-forestal que ya se venían ejecutando en régimen de Convenios con las CC.AA. a las que se ha hecho referencia con anterioridad, pero en este caso en terrenos de titularidad de la Administración General del Estado (básicamente Confederaciones Hidrográficas), generalmente situados en cabeceras de cuencas hidrográficas de importancia hidrologico-forestal.
Las actuaciones de este Plan se han dirigido, básicamente, a dos tipos de proyectos: por una parte, tratamientos selvícolas análogos a los ejecutados en colaboración con las CCAA, habiendose invertido en estos trabajos un total de 2.716.095 euros, para una superficie tratada igual a 585 has.
Esta iniciativa, comenzada en 2009, atiende a los objetivos específicos de mitigación de la desertificación, recuperación e incremento de la biodiversidad y de los ecosistemas autóctonos, fijación del carbono atmosférico y lucha contra el cambio climático: captación de CO2 fijándolo a largo plazo (30 años) en una cantidad que se puede estimar en 3,6 millones de toneladas de CO2 , con un potencial de absorción en el ámbito del Protocolo de Kyoto estimado en 365.672,18 toneladas de CO2 equivalentes durante el primer período de compromiso.
Este Plan, además, tiene la finalidad de contribuir a la vinculación de la población del medio rural al espacio forestal, tanto por la inversión prevista como por el empleo asociado al mantenimiento y gestión de los espacios forestales restaurados.
El Plan tal y como se configuró se presentó, entre otras instituciones u órganos, al Consejo de Ministros, Al Consejo Asesor de Medio Ambiente y a la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad.
Las plantaciones se están realizando conforme a unas directrices que permitan una restauración del medio natural siguiendo un modelo o patrón de restauración para cada espacio forestal, lo que nos permitirá definir unas condiciones de restauración a proponer en consonancia con una imagen objetivo basada en las posibilidades de actuación en cada caso, existiendo para cada proyecto la posibilidad de implantar, prioritariamente, un dosel arbóreo zonal o intrazonal donde corresponda o, si no es posible establecer a medio o largo plaza esa masa arbolada autóctona estable, implantaríamos un estrato vegetal de especies autóctonas colonizadoras, zonales o intrazonales, etc.
Finalmente, estas plantaciones, cuando con los años se conviertan en masas forestales, nos permitirán lograr múltiples funciones: desde mitigar el cambio climático, hasta conservar un desarrollo rural ambientalmente sostenible impulsando la creación y el mantenimiento del empleo en zonas rurales y a la gestión de espacios protegidos, o reducir la desertificación evitando tanto la pérdida de suelo como la disminución de la capacidad hídrica de los embalses, permitiendo aumentar la seguridad ante riesgos ambientales como pueden ser las actuaciones de protección y labores preventivas para mejorar el comportamiento de los ecosistemas frente al fuego, o cualquier otra perturbación atmosférica que se presente.
En este marco de referencia, se ha repoblado durante 2010, en terrenos gestionados por las CC.HH., 631 has., con una inversión igual a 2.504.572 euros