Diciembre 2013
La escapada virtual consiste en relacionarse, decidir y vivir pendiente de una pantalla. Resulta sintomático de un estilo de vida, el occidental, que cada vez está más alejado de la naturaleza y de la dimensión real de la vida. El autor de este artículo publicado en el BoletínEcos de FUHEM Ecosocial, Fernando Cembranos, señala un punto clave: mientras nos ocupamos más de las pantallas que del territorio, este va siendo progresivamente devastado y las relaciones comunitarias fragmentadas, debilitadas o desaparecidas.
Al tiempo que el planeta se ha hecho más sucio, borroso y descolorido, las tecnologías de producción de realidad virtual, como si fuera una estudiada correlación inversa, han ido adquiriendo más colores y una mayor definición. Las ventanas y los paseos han ido siendo sustituidos por
pantallas y se ha ido dejando de mirar la realidad de forma directa, prefiriendo ver lo que de ella se filma o se recrea. La referencia de la realidad es cada vez menos la observación directa de millones de ojos, sino lo que la pantalla dice. La menor interacción con el territorio hace desconfiar a la gente de su propia observación, y la pantalla misma se convierte en la referencia más valiosa.
Una buena parte de la experiencia mental y emocional está siendo ya configurada por las pantallas, y en especial, por las de la televisión directa o a la carta. La experiencia directa del territorio empieza a ser residual, mientras este es saqueado, desordenado (químicamente), simplificado (biológicamente), homogeneizado y destruido. Alejarse tanto del medio natural borra la noción de ecodependencia. Deja paso a decisiones, políticas, sistemas de producción y formas de "vida" que lo aniquilan sin que sea adecuadamente comprendido y sin que resulte una preocupación esencial. A las tres horas y cuarenta y cinco minutos diarios que la población dedica como media a ver la televisión se le han sumado casi otras tantas de videojuegos, ordenador y móvil. Estas horas se han sustraído al tiempo en el territorio y a las relaciones cara a cara (dado que el día sigue teniendo las mismas horas). En buena medida el tiempo con las pantallas es un tiempo manipulado por quienes las financian, las controlan, las poseen, se enriquecen con ellas o aumentan poder con su ayuda. En el caso de la televisión se ve más claro. La televisión es un medio por el cual las compañías más grandes del planeta se hacen aún más grandes. La televisión y los videojuegos convierten a la mayor parte de la población del planeta en espectadores o falsos protagonistas.
Información y fuente: BoletínEcos