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Los residuos municipales que generamos en los hogares, comercios y pequeñas industrias españolas, han supuesto en 2012 más de 21,9 millones de toneladas, lo que representa 463 kg/habitante y año. Los municipios son los que se encargan de su recogida y tratamiento.
Estas actividades de tratamiento y eliminación de residuos (compostaje, biometanización, incineración y depósito en vertedero), así como el tratamiento de aguas residuales, constituyen el sector de Gestión de residuos desde la perspectiva de la mitigación de gases de efecto invernadero.
Estas actividades se encuadran en el marco común de la jerarquía de residuos que emana de la Ley 22/2011 de residuos. En ella se prima la prevención, el reciclaje y otras formas de valorización y por último la eliminación de residuos. Estos principios contribuyen a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero en el sector, y así lo refleja la propia ley.
Tanto la Ley de Residuos como los planes y programas, a nivel estatal o autonómico, establecen diferentes objetivos para alcanzar los retos planteados en el marco de la Estrategia europea 2020. Este enfoque se ha reforzado con la adopción del Nuevo paquete de economía circular de la Comisión Europea. Estos objetivos, como se indica en los propios planes, contribuyen a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.
Un 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero de España en el año 2014 correspondieron a este sector, mientras que el peso aumenta al 8% dentro del conjunto de los sectores difusos. En 2014 su contribución fue de 15,7 Mt CO2e. Si se analiza desde una perspectiva histórica, las emisiones del sector han ido aumentando desde 1990, aunque se está iniciando un cambio de tendencia hacia la reducción, acorde a los objetivos de la planificación de residuos.
Las emisiones procedentes de los vertederos representan más del 80% de las emisiones del sector. Para interpretar este hecho es importante tener en cuenta que los residuos orgánicos depositados en los vertederos, se van descomponiendo en condiciones anaerobias generando metano (CH4) durante periodos de tiempo superiores a los 20 años; por ello, gran parte de las emisiones actuales son heredadas, ya que proceden de residuos depositados en décadas previas. Para evitar que el metano se emita a la atmósfera, se instalan sistemas de captación, generalmente al clausurar el vertedero.
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Los principales esfuerzos se dirigen a reducir la cantidad de bioresiduos que se depositan en vertedero. Esto se fomenta por dos vías distintas:
Los bioresiduos pueden tener muy distintos usos. Entre ellos encontramos el aprovechamiento de los residuos como combustible, su transformación en biolíquido asimilable a gasoil, su biometanización para aprovechamiento térmico, la producción de compost o enmiendas orgánicas, la desgasificación de vertederos dando un uso posterior al biogás, uso del biogás en calderas para secado de lodos de depuradora u otros sustratos.
Distintos programas puestos en marcha por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente buscan fomentar estos usos alternativos al depósito en vertedero. Podemos destacar los proyectos clima, con una convocatoria anual desde el año 2012, y el Plan de Impulso al Medio Ambiente PIMA Residuos del 2015, para fomentar el tratamiento adecuado de los bioresiduos y las emisiones de gases de efecto invernadero que producen.
Las siguientes páginas web contienen igualmente información de interés:
A continuación se incluye la legislación del sector más relevante desde el punto de vista del cambio climático.
Ámbito europeo
Ámbito nacional