Publicado el Anuario 2020 del estado de las áreas protegidas en España

Publicado el Anuario 2020 del estado de las áreas protegidas en España

Febrero 2022

Es fundamental conocer los avances en las políticas para la conservación de la naturaleza sobre el terreno. En el mes de diciembre de 2021 se presentó el Anuario 2020 del estado de las áreas protegidas en España, última entrega de la serie de informes que desde 1999 elabora EUROPARC-España en el desarrollo de su función de observatorio de los espacios protegidos. Desde la publicación del anterior informe se han aprobado estrategias y planes de gran relevancia para el futuro próximo, como el Green Deal, la Estrategia Europea de Biodiversidad 2030, la Estrategia de la Granja a la Mesa, o el segundo Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. La crisis del COVID-19 ha hecho replantear muchos aspectos de la vida que tienen su reflejo en la gestión de las áreas protegidas y en su contribución al bienestar de la sociedad. 

El Anuario aporta información sistemática y actualizada del conjunto de las áreas protegidas en España. Se puede afirmar que España cumple con muchos de los compromisos internacionales al contar con más del 27% de la superficie terrestre protegida incluida en la Red Natura, más del 36% si se tienen en cuenta las reservas de la biosfera, y más del 12% de las aguas marinas protegidas. 

Actualmente existen 16 parques nacionales, 152 parques naturales, 291 reservas naturales, 359 monumentos naturales, 61 paisajes protegidos y 2 áreas marinas protegidas, y más de 800 espacios en aplicación otras figuras desarrolladas por las comunidades autónomas. Desde 2019 se han declarado 31 nuevos espacios protegidos (1 parque nacional, 1 parque natural, 4 paisajes protegidos, 17 monumentos naturales y 8 microrreservas de flora), 4 reservas de la biosfera y 3 geoparques.

A la fase de declaración debe seguir la planificación de la gestión en la que se concretan los objetivos a corto, medio y largo plazo, y se formulan las líneas de acción y medidas para abordar los referidos objetivos. Los análisis realizados ponen de manifiesto avances significativos en la planificación de los espacios naturales protegidos y de la Red Natura 2000, con aproximadamente el 80% de la superficie protegida bajo diferentes instrumentos de planificación de la gestión. 

El último informe del estado de la Red Natura 2000 refleja que, aunque la situación de las poblaciones de muchas especies bien representadas ha mejorado, muchas especies de alta montaña, de medios esteparios y de los humedales siguen estando muy amenazadas. Es fundamental disponer de un adecuado conocimiento sobre el estado del patrimonio natural de los espacios protegidos. 

La situación vivida con la pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto las conexiones entre el bienestar humano y el acceso a los espacios naturales. El cambio en la dinámica de la afluencia de visitantes, saturación en unos lugares o ausencia de visitantes en otros, es una oportunidad para revisar los nuevos retos para la gestión del uso público y la sensibilización de los visitantes. En este sentido el Anuario incorpora una síntesis de las recomendaciones en materia de educación ambiental en espacios naturales protegidos derivadas del Plan de Acción de Educación Ambiental para la Sostenibilidad (PAEAS).

El gran esfuerzo realizado en la declaración como área protegida de una parte muy relevante de nuestro territorio, y en su planificación, debe venir acompañado por una gestión que contribuya a las múltiples funciones de las áreas protegidas. Junto con la información básica del estado de nuestros espacios protegidos, en esta décima entrega del Anuario se documentan, por primera vez, experiencias que ilustran el papel de las áreas protegidas para hacer frente a retos tan formidables como el cambio climático, y casos prácticos que ilustran y ponen en valor los beneficios para la salud y el bienestar de la sociedad derivados de una naturaleza adecuadamente gestionada en los espacios protegidos. 

Sólo se podrá avanzar en el cumplimiento de los objetivos últimos de conservación de las áreas protegidas, y objetivos sociales complementarios, si se garantizan las adecuadas dotaciones humanas, materiales y presupuestarias para su gestión. También se tiene que trabajar en la mejora y diversificación de los procesos y modelos de gobernanza y participación social, y reforzarse la cooperación y sinergias entre las políticas sectoriales. Se debe avanzar en la eficacia de la gestión, necesariamente adaptativa en un contexto cada vez más complejo que requiere reforzar los medios disponibles para enfrentar los múltiples desafíos del cambio global.

Los espacios naturales protegidos son una de las herramientas para la conservación in situ más ensayadas, un marco de referencia para la gestión en clave de sostenibilidad de los territorios rurales en los que mayoritariamente se emplazan nuestras áreas protegidas. La gestión básica como el seguimiento de los valores del patrimonio natural -y cultural asociado- objeto de reconocimiento legal del espacio, las tareas de vigilancia y, en su caso, la regulación de usos y aprovechamientos, son imprescindibles para alcanzar los objetivos de conservación y para que los espacios naturales puedan seguir generando los múltiples beneficios sociales que disfrutamos. Además, en muchos casos, es precisa una gestión activa, es decir, la implementación de medidas para la conservación y recuperación de la naturaleza, y el desarrollo de funciones complementarias de las áreas protegidas como el acercamiento de las personas a la naturaleza y la dinamización socioeconómica en clave de sostenibilidad de estos espacios. 

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