La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos se considera una buena manera de reducir los costos de producción y aumentar la eficiencia del sistema alimentario, mejorar la seguridad alimentaria y la nutrición, y contribuir a la sostenibilidad del medio ambiente. La creciente atención que se está prestando a este tema se refleja en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). La meta 12.3 requiere, “de aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per capita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir la pérdida de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”. La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos también puede contribuir a la consecución de otros ODS, en particular el objetivo del Hambre cero (ODS 2), para el cual se exige poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible. Asimismo, los efectos ambientales positivos previstos derivados de la reducción su reducción repercutirían, entre otros, en el ODS 6 (gestión sostenible del agua), el ODS 13 (cambio climático), el ODS 14 (recursos marinos), el ODS 15 (ecosistemas terrestres, silvicultura, biodiversidad) y muchos otros ODS.
El informe El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2019 facilita nuevas estimaciones del porcentaje de alimentos que se pierden a nivel mundial, desde la producción hasta el nivel minorista, y ofrece orientaciones sobre la forma de centrar las intervenciones y las políticas dependiendo de los objetivos de los responsables de la toma de decisiones y de la información disponible. Este estudio proporciona algunos principios rectores para las intervenciones basadas en los objetivos que se persiguen mediante la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos, ya sea para mejorar la eficiencia económica, la seguridad alimentaria y la nutrición, o la sostenibilidad ambiental.
Consultado en Marzo de 2020