Adiós al manto blanco del Pirineo

Cambio climático: montañas nevadas
Diciembre 2018

Según el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC), la nieve que cubre los Pirineos desaparecerá a medida que avanzamos hacia 2050. Los cambios se están sucediendo con mayor rapidez de lo previsto, por ello el Observatorio ha querido plasmar en un estudio las principales afecciones sobre las que hay que tomar conciencia y decisiones de forma inmediata.

Entre 1949 y 2010 la temperatura media en los Pirineos ha experimentado un claro aumento. Aunque este calentamiento no ha sido regular, ya que hasta 1980 las temperaturas tendían al descenso y fue a partir de entonces cuando comenzaron a alzarse, y así hasta ahora. A lo largo de los últimos 50 años, el incremento de la temperatura ha quedado reflejado en toda la cordillera pirenaica, a lo que se suma un descenso del volumen anual de precipitaciones.

El Pirineo se enfrenta a un incremento de 1,2 grados centígrados, un 30% más que la media mundial, que desde 1950 ha aumentado 0,85 grados. La evolución del manto blanco que envuelve los Pirineos confirma un descenso estadísticamente significativo del volumen de nieve en la vertiente sur desde los años 50 hasta la actualidad.

El futuro del Pirineo se verá especialmente afectado por la intensificación del calentamiento global durante las próximas décadas, lo que podría suponer la intensificación de la variabilidad climática afectando a sus características climáticas, hidrológicas, ambientales y paisajísticas.  

La primera aproximación probabilística de predicción de clima futuro se resume en que se espera un aumento de las temperaturas máximas y mínimas diarias, en todas las estaciones y en toda la zona pirenaica. En relación a un futuro próximo, en 2030, el aumento de la temperatura máxima media anual, respecto al período entre 1961 y 1990, podría ser de entre 1ºC  y 2.7ºC en toda la zona pirenaica.

Finalmente, como consecuencia al calentamiento de la zona montañosa pirenaica, la evolución del espesor medio de la nieve apunta a un descenso significativo a pesar de la fuerte variabilidad interanual. En el Pirineo Central (a más de 1.800 m de altura), el espesor medio de la nieve podría disminuir a la mitad en el año 2050, a la vez que la permanencia de la nieve en el suelo podría reducirse en más de un mes.

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