Mayo 2019
El 6 de junio se presentó en París el informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) y se aprobó la Evaluación Global sobre la Biodiversidad y el Estado de los Servicios de los Ecosistemas, que constituye la más completa revisión científica realizada sobre el estado del patrimonio natural del planeta. Un estudio que arroja como conclusión que en torno a un millón de especies están en peligro de extinción. El texto, que cuenta con más de 450 contribuciones científicas -entre ellas, de España-, concluye que la naturaleza está disminuyendo a un ritmo sin precedentes en la historia de la humanidad.
El estudio de IPBES confirma que durante los últimos 50 años la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, elementos esenciales para la existencia humana y su bienestar, se están deteriorando en todo el mundo y a un ritmo mayor que nunca. El texto ofrece algunos datos que no dejan lugar a dudas sobre la pérdida de biodiversidad: el 75 % de la superficie terrestre ha sufrido alteraciones considerables; se ha perdido más del 85 % de la superficie de humedales y el 66 % de la superficie oceánica está experimentando efectos acumulativos. Alrededor del 25 % de las especies de animales y plantas evaluadas están amenazadas (más del 40 % de los anfibios, casi el 33 % de los corales de arrecife y más de un tercio de los mamíferos marinos, entre otros resultados). Hacia 2016 más del 9 % de las razas domesticadas de mamíferos se extinguieron y al menos otras 1.000 razas más se encuentran amenazadas.
El texto ratifica el papel determinante que la naturaleza desempeña en la provisión de bienes y servicios básicos para la humanidad, ya que suministra alimentos y piensos, energía, medicamentos o recursos genéticos, entre otros. A través de los procesos ecológicos, los ecosistemas sostienen servicios fundamentales para garantizar la calidad del aire, el agua dulce y los suelos de los que depende nuestra supervivencia, regulan el clima, propician la polinización y el control de plagas y reducen los efectos de los peligros naturales. Así, por ejemplo, los ecosistemas marinos y terrestres funcionan como sumideros de las emisiones de carbono antropógenicas, con una absorción bruta de 5.600 millones de toneladas de carbono al año (equivalentes al 60 % de las emisiones mundiales antropogénicas).
La evaluación global identifica como principales agentes de la pérdida de biodiversidad una serie de factores: el cambio de uso de la tierra y el mar, la explotación de especies, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras, por este orden.
En concreto el cambio climático, explica el informe, es un impulsor directo que a su vez amplía cada vez más los efectos de otros impulsores sobre la naturaleza y el bienestar humano, con efectos notables en la distribución de las especies, la fenología, la dinámica de las poblaciones, la estructura de las comunidades y la función ecosistémica. Además, según los autores del estudio, se prevé que cada vez será mayor su influencia en los cambios en la naturaleza.
Todos estos factores son resultado de una serie de causas subyacentes determinadas por la mano del hombre y relacionadas con los hábitos de producción y consumo, las dinámicas y tendencias de la población humana, el comercio, las innovaciones tecnológicas y los sistemas de gobernanza.
La evaluación confirma que, en caso de continuar las tendencias actuales, no será posible alcanzar la mayoría de objetivos ambientales internacionales, incluyendo los objetivos en materia de biodiversidad -las conocidas como Metas de Aichi del Convenio sobre la Diversidad Biológica- y de cambio climático. De igual modo, considera clave alcanzar soluciones basadas en la naturaleza para cumplir con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Estas conclusiones suponen una base de conocimiento esencial para orientar la toma de decisiones en materia de conservación y de uso sostenible de la biodiversidad, y serán claves para la elaboración del próximo marco internacional en materia de biodiversidad para el periodo posterior a 2020, que se prevé adoptar en la reunión de la Conferencia de las Partes del Convenio para la Diversidad Biológica (CDB), que tendrá lugar en la ciudad china de Kunming, en 2020.
Fuente: Fundación Biodiversidad