Un refugio climático es un espacio accesible que ofrece protección frente a las altas temperaturas, especialmente en verano. Está pensado para proteger a las personas más vulnerables al calor, aunque está abierto a toda la ciudadanía. En el contexto del calentamiento global y el fenómeno de las islas de calor urbanas, estos refugios se presentan como una solución necesaria y urgente para las ciudades. Su principal característica es que ofrecen confort térmico sin estar asociados al consumo, es decir, no es necesario comprar nada para disfrutar de ellos.
En el centro de Madrid, uno de estos refugios está ubicado en el Salón de Baile del Círculo de Bellas Artes, un espacio acondicionado con vegetación, mobiliario cómodo y zonas para distintas actividades. Se presenta como una plaza cubierta, fresca y abierta para descansar, trabajar, reunirse o relajarse. El diseño ha sido realizado por Basurama junto a Germinando, y el espacio cuenta con más de 300 plantas cedidas por el Vivero de Estufas del Retiro.
Además, el refugio ofrece una experiencia sensorial con la instalación sonora Permanencia Vegetal, creada por la artista Sayaka Fujio. Entre sus instalaciones destacan un espacio de trabajo con WiFi y enchufes, una zona de descanso con meditación guiada, una fuente de agua, rincones de ajedrez y lectura, y una guardería para plantas.
Además, se organizan diversas actividades culturales, educativas y de bienestar, como talleres, charlas y sesiones participativas, pensadas para todas las edades y que promueven el cuidado del entorno y la adaptación al cambio climático.
En resumen, un refugio climático es una alternativa fresca, inclusiva y sostenible ante los retos del calor urbano, que además fomenta el encuentro y el aprendizaje comunitario.
Información: Refugio