La venganza de la Tierra: por qué la tierra está rebelándose y cómo podemos todavía salvar a la humanidad

Autor: James Lovelock

Edita: Planeta, 2007

Idioma: Español

Formato: Papel

“¿Cómo? ¿Otro libro sobre el calentamiento global? ¿Acaso no hay ya bastantes?”. Así, con cierta retranca británica, comienza su ensayo un clásico del ambientalismo de las últimas décadas. Ciertamente, la eclosión de la literatura en torno a este tema es tan abrumadora que ya empiezan a apreciarse los primeros síntomas de inflación.

No deja pasar James Lovelock la oportunidad que le ofrece el CC para afianzar su modelo sobre el funcionamiento del “sistema Tierra” que comenzó siendo una hipótesis y acabó, como refleja el título de esta obra, en una teoría: la Teoría Gaia. Inicialmente fue recibida con escepticismo, cuando no como una impostura, por gran parte de la comunidad científica, pero está demostrando tener, finalmente, más recorrido del que se le auguraba. Lo cierto es que ofrece un marco extraordinariamente acogedor para expresar e integrar las complejidades e incertidumbres científicas del CC, y a este encaje está dedicada con rigor y claridad la obra. La principal conclusión es rotunda: existe cambio climático y es una amenaza letal para la civilización tal y como la conocemos y concebimos. A Gaia, es decir, a la Tierra, como siempre ha defendido, el problema del CC le es absolutamente indiferente porque se limitará a recrear un nuevo estado de equilibrio en función de las nuevas condiciones atmosféricas inducidas por la actividad humana.

También se preocupa de las alternativas humanas para mitigar la amenaza del CC, cuestión que ocupa realmente más de la mitad del texto. Es en esta parte donde se muestra más radical –probablemente más de lo que antes se haya manifestado- al demandar un cambio radical en la manera que tenemos de apropiarnos del mundo y de crecer dentro de él. De hecho, llega a afirmar que “es demasiado tarde para seguir la vía del desarrollo sostenible; lo que hace falta es una retirada sostenible” (p. 24). Es también en esta parte donde surge el tema más polémico del ensayo y el que le ha dado, lamentablemente, mayor proyección pública: el apoyo a la energía nuclear como única tecnología energética viable para mitigar y revertir el CC a corto y medio plazo. El lector ha de valorar el peso y el sentido de sus argumentos ante esta cuestión.

“Como civilización, somos como un toxicómano que morirá si sigue consumiendo su droga, pero también morirá si la deja de golpe. Nuestra inteligencia y creatividad nos han metido en este atolladero. Todo comenzó hace cien mil años, cuando prendimos fuego a los bosques porque nos resultaba más cómodo para cazar. En ese momento dejamos de ser un animal más e iniciamos la demolición de la Tierra” (p.25).

“(…)la opinión pública está tan convencida de lo perjudicial que es [la energía nuclear] que no se la puede hacer cambiar de opinión con argumentos directos. En lugar de ello, me he ofrecido públicamente a almacenar en mi propio pequeño jardín todos los residuos de alta intensidad que produzca durante un año una central nuclear. Ocuparían un espacio de aproximadamente un metro cúbico y se podrían albergar con seguridad en un pozo de hormigón. Además, utilizaría el calor que producirían sus elementos radiactivos residuales para calentar mi casa. Sería una lástima que esa energía se perdiese. Y lo que es mucho más importante, sé que no supondrían ningún peligro para mí, mi familia o la vida salvaje” (p. 140).

Disponibilidad:  Centro de Documentación del CENEAM

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